viernes, 6 de marzo de 2009

Petit prince

Hi everybody!

Sé que dije que iba a hacer crónica del concierto, pero como ya sabéis que lo de callarme las cosas no es algo que me caracterice, ya lo sabe todo el mundo, así que pasoooo! Eso sí, pondré, si lo consigo(Ayla, I love you!), el fantástico vídeo de Héctor y yo doing el canelo en el karaoke mientras matamos uno de los hits de Nirvana.

Bueno, lo que iba a decir, hoy he ido a una conferencia sobre El Principito, Le Petit Prince para los amigos, y me ha hecho pensar. No pensar, reflexionar, plantearme muchas cosas y analizarme a mí misma, que son cosas que todos deberíamos hacer de vez en cuando, es sano y aunque acabes con más interrogantes que respuestas, siempre viene bien hacerse preguntas.

Saint-Exupéry plantea las grandes cuestiones que se plantea el ser humano: ¿podemos ser felices?¿vale la pena vivir la vida?No soy feliz, pero nadie lo es, sólo soy uno más. -parecemos pensar.


"Je suis triste pour ma generation qui est vide de toute substance humaine."dice Saint-Exupéry

¿Realmente somos felices? ¿Vivimos haciendo lo que nos gusta? ¿Somos libres de elegir? 

Eso nos lleva al comienzo, en el que un niño dibuja una boa que se ha comido un elefante, que es interpretada por las personas mayores como un sombrero. Tras la explicación del dibujo del niño, se le recomienda que estudie 'cosas útiles'.
 Decían los antiguos que la infancia era 'la edad de los dioses', una etapa en la que sabíamos lo que teníamos que hacer para ser felices y al conseguirlo, lo éramos.

¿Por qué ahora -se pregunta nuestro protagonista- no soy feliz si he estudiado 'cosas útiles', como debía? Se muestran dos planos, el utilitario y el valioso, lo útil, que no aprecio y que debo hacer porque 'es necesario' y lo que realmente me importa. Son, quizás, dos modelos de comprender la misma realidad.

Cuando el avión de nuestro protagonista -símbolo de su trabajo- cae, queda aislado del mundo y ha de decidir sobre su vida, no se trata solamente de una "cuestión de vida o muerte" literal, sino que se refiere a como interpretar la vida a partir de ahora; Puedo quedarme en la mediocridad, haciendo algo que no me hace feliz y que algo, alguien o yo mismo me he impuesto, o, por otro lado, puedo afrontar mi problema y aprender a pensar por mí mismo.

El desierto representa esa soledad que se siente al darse cuenta de que se es único, de que se está solo, de que nadie más que él va a unirse en su reflexión y es entonces cuando aparece el Principito, símbolo de la infancia plena.

Una de las partes que más me ha gustado de la conferencia, sin duda, ha sido el análisis de la rosa del principito, una imagen increíble del amor. La rosa representa a la persona a la que se ama, sin embargo, después de haber introducido a la rosa en su mundo -literal y metafóricamente- se va de su propio mundo.

Es obvio que todos vivimos en nuestro mundo y que es imposible abandonarlo. Sin embargo, él se marcha, dejando a la rosa, a la que ama pero no aguanta.  ¿Realmente sabe amar? Todos amamos, pero, ¿sabemos amar? Esa es la gran cuestión.

La rosa lo ama y sabe amarlo, por eso le dice que se vaya, es demasiado joven para saber como amarla, para ello ha de madurar; es entonces cuando emprende sus viajes, viendo otras formas de ser, sin olvidar a su rosa.

El final de la obra es enternecedor -vale, sí, lo reconozco, alguna lágrima se escapó-, con la desaparición del principito, o aparente muerte, en lugar de la de nuestro aviador. La 'muerte' del principito representa la desaparición del niño que debe ocurrir si queremos madurar, pero cuya imagen es necesario conservar siempre, pues la infancia es el motor, el saber lo que quiero, pero es el adulto el que lo realiza, se llena de ilusión y no pierde el recuerdo.

¡Hoy me he levantado filosófica, caracoles!

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué envidia me das! Siempre fue uno de mis libros favoritos, me hubiese encantado ir a una conferencia como ésa! Supongo que es una obra de la que cada vez que la lees sacas algo nuevo… Me han dado ganas de releerla. Gracias =)